Vivificadas por la oración
LA ORACIÓN LITÚRGICA
Él nos convoca cada día para:
*Celebrar la Eucaristía, con el corazón abierto al mundo, haciendo memoria de Cristo, muerto y resucitado, por nuestra salvación.
* Escuchar juntas su Palabra y compartir nuestra oración.
*Cantar las maravillas del Creador en comunión con la Iglesia.
* Dar gracias por la vida con quienes se acercan a nuestra casa. |
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Oramos los salmos y las plegarias que millones de personas han rezado a lo largo de los tiempos.
La luz y el ocaso marcan el ritmo de nuestra jornada, uniéndonos así a la cadencia natural de la creación.
Antes del amanecer rezamos Vigilias.
A primeras horas de la mañana Laudes, la oración de alabanza.
Durante el día Tercia , Sexta y Nona.
Por la noche, en la oración de Completas, damos gracias por todo lo vivido durante el día.
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"Nada se anteponga a la obra de Dios". Regla Benedictina, 43, 3
La Oración Personal
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En silencio y soledad, gustamos y saboreamos la alegría de vivir sólo para Dios.
* Acallando otras voces, aprendemos a escuchar su Presencia en medio de nosotras.
* Meditando su palabra la hacemos descender hasta nuestra vida concreta.
* En silencio ante Dios, miramos al mundo con amor, compartimos los gozos y sufrimientos de los hombres e invocamos su bendición para todos.
Regla Benedictina, 20, 4 |