Domingo de Ramos - A

domingo de ramosLa cara y la cruz de Jesús. No es fácil situarnos ante la Pasión de Jesús. Junto con el dolor y la indignación, nos surgen preguntas. No hay palabras que justifiquen esta condena a aquel «que pasó haciendo el bien». El mensaje y las acciones de Jesús habían quedado ensombrecidas por la muerte en la cruz, reservada para los peores delincuentes. Sin embargo, Jesús ya había advertido a los suyos que, en Jerusalén, tendría problemas. Allí vive la cara y la cruz de la vida cuando, a la entrada, es aplaudido como un rey y, poco después, abucheado y ajusticiado como un criminal.

Jesús nunca buscó títulos humanos ni tampoco aprovechó los divinos. Él no presumió de ser Dios, ni lo utilizó en su beneficio particular. Su poder fue un amor entregado hasta el extremo. Rompió barreras, resucitó muertos, curó enfermos y perdonó a los pecadores. Su vida fue un acto infinito de amor... Su palabra iluminó, su mirada cautivó y sus gestos sorprendieron a todos. Muchos descubrieron en Él al mesías que daba sentido a su vida y a las promesas de Dios. Con Él estaban bien y le seguían.

Pero no todos lo querían. Su mensaje de amor, justicia e igualdad cuestionaba la sociedad de su tiempo. Sus acciones hablaban de la misericordia de Dios, del perdón de los pecadores, de la integración de todos... y, a muchos, no les gustó.

Una multitud anónima pidió su muerte en un proceso irregular. Ante las dificultades todos desaparecieron...; incluso sus discípulos. El miedo les ahuyentó. Es la soledad del amor, la indiferencia ante quien sufre, el rechazo a las víctimas. En la cruz yace el Mesías. Dios, en Jesús, es pisoteado. ¡Cuántas personas son hoy pisoteadas!

Nosotros hoy miramos a la cruz para contemplar a Jesús crucificado y, al mismo tiempo, para poner nuestra atención en los crucificados del mundo. En demasiadas ocasiones miramos hacia otro lado, consentimos la cruz y callamos ante las víctimas.

Hoy sigue habiendo demasiado dolor. Pero Dios no calla ni permanece impasible ante la injusticia. Su sentencia será la vida por encima de la muerte, el amor por encima del odio, el perdón sobre la ruptura y la paz sobre la violencia.

Hoy comienza la Semana Santa. Estamos convocados a vivir el misterio de amor de un Dios que se entrega hoy por nosotros.

Contemplad este misterio de fe y sentid que Jesús se entrega por nosotros. Vivid con Él la Pasión. ¡Feliz y Santa Semana!