Domingo 5 Cuaresma - B 2024

domingo 5 b 2024 2Juan 12, 20-33

El relato del Evangelio de hoy se sitúa en los momentos posteriores a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Los fariseos comentan indignados que todo el mundo se va tras Jesús. sin embargo, unos gentiles que habían subido a Jerusalén a celebrar la fiesta de Pascua, sienten curiosidad por ver a Jesús, y le piden a Felipe que los lleve hasta él. Felipe se lo dice a Andrés y los dos juntos, se acercan a Jesús para transmitirle el deseo de estos hombres. Reciben una respuesta desconcertante: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre”. Jesús les responde con la metáfora del grano de trigo que debe morir para dar fruto abundante refiriéndose a su muerte. Seguro que Felipe y Andrés quedaron desconcertados pues, es posible que esperaran una respuesta similar a la que recibieron los discípulos del Bautista.

También en nuestro corazón debemos de tener el mismo deseo de ver a Jesús, sentir la necesidad de encontrarnos con él, de escuchar su Palabra, de profundizar en su mensaje, de conocerlo más para seguirlo mejor.

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4 Domingo Cuaresma - B 2024

domingo 4 b 2024Juan 3, 14-21

En el evangelio de hoy leemos la segunda parte del diálogo de Jesús con Nicodemo en el que Jesús recuerda la imagen de la serpiente que Moisés levantó en el desierto y que, para los que la miraban con fe, producía la sanación.

Se centra todo el discurso de Jesús en el amor que Dios tiene a la humanidad, y que ha mostrado enviándonos a su propio Hijo, para que se salven todos los que creen en él. Y, la señal del amor tan inmenso de Dios es la cruz: en ella se dejó arrebatar de sus manos a quién él más amaba, el Justo Jesús de Nazaret, para que nosotros pecadores participáramos de la vida divina. La entrega de su Hijo es expresión, al mismo tiempo de la debilidad y la omnipotencia de la ternura de Dios.

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Domingo 3 Cuaresma - B 2024

3 cuaresma b 2024Juan 2, 13-25

El evangelio de hoy es uno de los pocos pasajes evangélicos en que aparece la cólera de Jesús, motivada por la situación que encuentra en el templo de Jerusalén, invadido por los vendedores de animales para el sacrificio (bueyes, ovejas y palomas), y por los cambistas de dinero para el pago del impuesto del templo. Entonces él, haciendo un azote de cordeles, expulsó a los primeros con su mercancía y volcó las mesas y desparramó por el suelo el dinero de los segundos. Todo para que no convirtieran en mercado la casa de su Padre, casa de oración.

No estamos acostumbradas a la imagen de un Jesús, Mesías echando a la gente con un azote en las manos. Sin embargo, ésa es la reacción de Jesús al encontrarse con personas que, incluso en el templo, no saben buscar otra cosa que su propio negocio. Ésa es la reacción de Jesús cuando hacemos de la casa de Dios no un lugar de oración, encuentro y celebración, sino un mercado. “Te prometo, si me concedes”.

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2 Cuaresma - B 2024

2 cuaresma b 2024Marcos 9, 2-0

En este segundo domingo de Cuaresma la liturgia nos invita a contemplar el misterio de la Transfiguración de Jesús en el Tabor. La transfiguración es icono de la vida monástica. También a nosotras el Señor nos ha conducido al monte para que experimentemos la gloria del Señor, para que contemplemos su Rostro.

Este acontecimiento está ligado a lo que sucedió seis días antes, cuando Jesús había desvelado a sus discípulos que en Jerusalén debería «sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitado a los tres días» (Marcos 8, 31).

Los discípulos no habían contado con esto, y en su interior surge el desconcierto y la incertidumbre. Para ayudarles a superar este momento de abatimiento interior viene precisamente aquella experiencia luminosa de la Transfiguración, gozando de ella los tres discípulos que más tarde serían testigos presenciales de la angustia de Jesús en Getsemaní.

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1 Cuaresma - B 2024

1 cuaresma b 2024Marcos 1, 12-15

El primer domingo de Cuaresma la liturgia nos presenta cada año a Jesús tentado por el diablo. Los relatos de Mateo y de Lucas son amplios, el de Marcos es breve y escueto; se limita a decir que “El Espíritu lo empujó al desierto y permaneció allí cuarenta días, siendo tentado por Satanás…”

La tentación fue una realidad constante en la vida de Jesús. De ningún modo podía mostrar mejor que era en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado. También él experimentó en lo más íntimo de su ser esa lucha, esa contradicción interna entre saber lo que se debe hacer y sentir el deseo de no hacerlo, de dejarse llevar por la corriente, por lo más cómodo, por lo menos comprometido.

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