Solemnidad de Santiago Apóstol
En el Evangelio de San Mateo es la madre de los Zebedeos quien pide para sus hijos el mejor puesto en el futuro Reino del Mesías. Jesús responde: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Y añade: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre". Estaba profetizando sobre la cruz que tendrían que vivir y que se iguala con la de Jesús. El martirio de Santiago, el Zebedeo, a manos de Herodes es lo que celebramos hoy.
La petición de la madre de los Zebedeos genera en los otros discípulos indignación, recelo y división, ya que, tal vez, ellos esperaban lo mismo, pero no se habían atrevido a pedirlo.
El Señor Jesús sabe lo que hay en sus corazones y, entonces, les dice: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros; el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos".
Jesús aprovecha esta situación para corregir pedagógicamente los fallos de los discípulos. Frente al egoísmo de todos, el maestro pronuncia unas reflexiones sobre el nuevo concepto de la autoridad transfigurada en servicio. Su pensamiento se desarrolla en tres estrofas:
"Los jefes de las naciones las tiranizan y los grandes las oprimen". Jesús coloca el énfasis en la manera como se impone la autoridad en el régimen político de las naciones. Esta manera de ejercer la autoridad no puede ser el modelo de las relaciones en la comunidad de los discípulos de Jesús.
"El que quiera ser el más grande entre vosotros, sea el servidor". Esta sentencia de Jesús esta en paralelo de contraste con "los jefes de las naciones" que ocupan un puesto de dirección y responsabilidad. Jesús no quiere una comunidad sin autoridad, pero pone como condición a quienes la ejerzan que han de tener un alma de pobre y una actitud de servicio como un esclavo. El candidato a ser "el primero" deberá hacerse servidor y esclavo de todos, porque la novedad del espíritu de gobierno, según el Evangelio, está en servir incondicionalmente a los otros.
"El Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos". Con estas sentencias, Jesús autodefine su misión como servicio y entrega de la propia vida por los demás. Con esto queda claro lo que quiso decir Jesús al hablar de su "cáliz". Se corrige la falta de inteligencia de los que soñaban con los primeros puestos en el Reino y se ponen las condiciones para ser parte de la comunidad de los discípulos.
El ejemplo de Santiago y de los otros discípulos nos exige a todos el construir otro tipo de vida eclesial, donde la autoridad se ejerza como servicio y no como privilegio; jerarquía o autoridad, donde seamos capaces de entregar la propia vida por el hermano empobrecido como lo hizo el mismo Jesús, que no vino a ser servido sino a servir y a dar la vida en rescate por todos.
Es una enseñanza clara y diáfana, sin lugar a interpretaciones. Pero, sin embargo, los cristianos dentro y fuera de la Iglesia seguimos atesorando puestos y buscando el poder sobre los demás, porque el matiz de mandar sirviendo es muy difícil. Una autoridad ejercida desde el principio de relación entre amo y esclavo, siendo el esclavo quien tiene la responsabilidad de las decisiones, es una gran paradoja.
Pero el mensaje de Cristo esta lleno de estas paradojas que nos sirve para pensar sobre nuestra relación con las hermanas. Debemos servir a las demás viendo en cada una de ellas a Jesús, Él, siendo Dios, se abajó y se puso al servicio de todos.
Que esta solemnidad nos ayude a descubrir que lo importante en nuestra vida es SERVIR... al estilo de Jesús.