Tarde del Jueves Santo
Esta mañana renové mi compromiso de fidelidad al seguimiento de Jesús pobre, obediente, casto.
Y lo hacía con la gracia del sacramento de la reconciliación. Y desde momento he vivido el día con esa conciencia de gracia y bendición que ha derramado Jesús sobre mí. Y me he sentido bien, me he sentido renovada y agradecida por ese regalo del acercamiento a Jesús mediante este sacramento.
Y ahora, en esta tarde del Jueves Santo, postrada a los pies del Señor, emocionada y de nuevo agradecida por la institución de ese otro sacramento, la Eucaristía, solo me salen sentimientos de gratitud por la fe que inicialmente me transmitieron mis padres y que voy alimentando día a día gracias al contacto con el Señor de la vida. Y eso me hace ser consciente de la grandeza de lo que tengo ahora mismo delante de mí, mejor aún, de la grandeza de a QUIÉN tengo delante de mí.
- Y hoy me siento limpia para poder ver a Jesús en su pequeñez y simplicidad como es en el pan, y ahí me estremezco por tanta grandeza y sublimidad. Me conmueve y me sobrecoge su inmensa humildad y su locura de amor por mí y por toda la humanidad. Y me siento limpia para reconocer que sin Él todo sería diferente, es más, todo sería sin sentido, vacío y nada.
Yo no concibo mi vida sin Jesús, siento que estoy unida y ligada a esa vid que es Él, que soy su sarmiento, pequeño y delgado, quebradizo, insignificante, frágil… pero unida a esa vid que es Jesús y de la que me siento segura y confiada. Y estoy contenta de sentirme suya. - Y hoy me siento limpia para sensibilizarme y sufrir especialmente por todas aquellas personas que no sienten lo que siento yo, que viven alejadas e indiferentes a todo lo que habla de Dios. Y también a aquellas personas que reaccionan con violencia e inhumanidad a todo lo que habla de Dios. Y siento dolor en mi corazón porque ese amor que el Señor tiene no es correspondido, siento tristeza y dolor porque en sus vidas falta lo mejor, lo más importante para empezar cada día y terminarlo como Él quiere que sea: con AMOR.
Y ese amor SEÑOR, es el que me demuestras hoy en esa despedida con tus más íntimos dejándonos tu testamento definitivo que es tu presencia para siempre. - Y precisamente porque hoy me siento limpia, también puedo reconocer y ver con más claridad que mi vida también tiene profundidades oscuras que debo rellenar e iluminar para dejar un camino llano donde pueda transitar sin dificultad, con soltura… de manera que quienes también pisen ese camino no encuentren baches ni obstáculos en mí.
- Cuando contemplo y miro la grandeza infinita de tu amor me avergüenzo y sonrojo al ver, no solo mi pobreza y pequeñez, sino mi miseria y mi tacañería en el amor. En el amor está todo. Por eso, me descubro así, porque me falta dosis abundante de amor para poder decir con la cabeza alta que yo te seguiré adonde quiera que vayas. No es baja autoestima, no es desprecio a mí misma… es destapar, destaparte mi corazón y reconocer cuán lejos estoy de ti, cuánto me falta asemejarme a ti y poder decir con convicción profunda que mi vida es seguimiento a ti.
- Me falta amor para destruir mi egoísmo y buscar más el bien de mis hermanas. Me falta amor para aplastar mi egoísmo y pensar un poco más en tantas personas sufrientes en el mundo, las que están más cerca y también las que están más lejos.
- Me falta amor para ahogar mi amor propio y reconocer con humildad que todo pasa y solo Dios permanece, que nada tiene porqué herir mi orgullo.
- Me falta amor para enterrar mi comodidad y sobresalir en generosidad y en entrega… en olvido de mí misma y en dedicación a los demás.
- Me falta amor para agradecer tanto bien recibido de mis hermanas, de nuestros conocidos, de los menos conocidos, de las maravillas de la creación…
- Me falta amor para dejar atrás lo que me hace daño y tener la valentía de empezar de nuevo y de cero. Me falta mucho amor…
Pero no me siento derrotada ni me siento mal. Me siento con responsabilidad para intentar encender en mi corazón esa llama del amor y testimoniar con mi vida que el Señor no me deja ni me abandona nunca (aunque a veces me lo parezca).
Quizá me falta fuerza para empezar a recorrer ese cambio pero con tu ejemplo, Señor, puede que me ponga manos a la obra.
Por ti, por tu amor.
Jueves Santo, 2015