Navidad en Palacios de Benaver - 2015 - Testimonios
Este año he estado más cerca que nunca del portal de Belén
Pasar la Noche Buena y el día de Navidad en un Monasterio.
Dejar el ruido y el bullicio de Madrid era en un principio el objetivo de mi marido y mío. La novedad, pasar la Navidad en un convento.
Ahora, que ya he vivido la experiencia, podría llenar páginas hablándoos, de todas las maravillas, que encierra el Monasterio, de San Salvador en Palacios de Benaver. Pero, considero que cualquiera que quiera saber sobre las maravillas del Monasterio solo tiene que buscar en internet y se hará una buena idea. Por eso, yo solo me voy a centrar en lo que sentí estando dentro de él.
Y mis sentimientos, cada vez que piense en el Monasterio quedarán, siempre ligados, al contacto humano de unas monjas, con mayúsculas que es lo más grande que hay detrás de esos muros.
Verlas es el regalo de cada día, no solo porque te sorprenden puntuales con manjares exquisitos hechos por ellas, tanto en las comidas como en las cenas, si no el privilegio de que te sirvan personas tocadas por las manos de Dios.
Te regalan su alegría diaria llevando a rajatabla la regla de oro de San Benito “ora et Labora” y eso es lo que hacen, trabajar y orar, pero claro en la teoría y desde fuera alguien se atrevería a decir “para eso son monjas” y es aquí donde hago la reflexión y te invito a que vengas a conocerlas. Se te pueden caer, todos los esquemas y estereotipos, al comprobar la humanidad, sencillez, y bondad de estas mujeres que han elegido convertir su grandeza en algo sencillo y rutinario.
Este año he estado más cerca que nunca del portal de Belén
Feliz Año..!!!!!
Macús Blanco
He regresado especialmente impactado y satisfecho de la experiencia
No es la primera vez que paso un tiempo en un monasterio, buscando momentos de intimidad con el Señor, oración, meditación, trabajo o formación, soledad y encuentro conmigo mismo caminando en solitario, pero esta vez he regresado especialmente impactado y satisfecho de la experiencia.
Aunque les he dado las gracias a varias monjas de su Comunidad por su acogida, realmente doy gracias a Dios por haber cruzado nuestros caminos, por servirse de ustedes como instrumento de evangelización, testimonio y acercamiento a Él.
Doy gracias al Señor por el trabajo que ustedes desarrollan y por las características de su acogida:
-Trato fraternal, servicial y cercano.
-Atención a las necesidades especiales y personales del huésped.
-Momentos de oración con la Comunidad perfectamente preparados para el huésped, de forma que pueda seguir cualquiera de las Horas a través de sus Diurnales y/o textos preparados a tal efecto.
-Habitación impecable.
-Comidas sabrosas, que se delatan elaboradas con mucho cariño.
Me ha entusiasmado también todo lo “externo” o “visible” de la estancia, especialmente la música y sus cantos y he vivido con emoción la reflexión de fin de año en el Oficio de Vísperas del 31 de Diciembre. Ha sido brillante y me ha dado mucho para meditar.
Me he marchado con pena. Espero que el Señor me permita volver a pasar una temporada allí pronto.
Cuando abandono una habitación (y por mi trabajo como conductor he “vivido” grandes temporadas de hotel en hotel”) doy gracias a Dios por haber tenido un “techo digno”, por quienes han preparado mi habitación y rezo por la siguiente persona que la ocupará, para que tenga una buena estancia, aunque nunca la llegaré a conocer.
Las tengo presentes en mis oraciones. También a su capellán y a los huéspedes que comparten vida con ustedes.
Dios les pague todo el trabajo y el bien que hacen a la Iglesia. Un afectuoso abrazo en Cristo,
José M Prieto Pertierra
Oviedo