Cuerpo y Sangre de Cristo - A 2023
Celebramos la solemnidad del Corpus Christi, la fiesta de la Eucaristía. Es el Día de la Caridad ya que el Cuerpo entregado y la Sangre derramada del Señor constituyen para nosotros la manifestación mayor de su amor a los hombres. San Agustín llama a la Eucaristía “sacramento de amor, símbolo de unidad, vínculo de caridad”.
Sin la comunión no habría amor a los demás. Cada comunión debe hacernos crecer en el amor a los otros. La Eucaristía debe crear en nosotras la decisión consciente de ir hacia las otras y entregarnos a ellas. La comunión con Cristo transforma nuestra vida.
Por encima de las oraciones litúrgicas de acción de gracias, por encima de las plegarias privadas, la verdadera acción de gracias es la caridad -¿Por qué falla la Eucaristía? Porque no nos dejamos transformar. Creemos que al comulgar hacemos a Cristo cosa nuestra, cuando la verdad es otra. Al comer a Cristo somos comidas por Él. La Eucaristía falla cuando comulgamos, no cuando somos comulgadas. "El que me come vivirá por mí", nos dice Jesucristo.
Jesús, en la última Cena, se hizo “pan”. Cuando hablamos de pan todos entendemos que es un alimento que nos sustenta y nos fortalece. Jesús quiso ser eso para nosotros: un alimento, más bien espiritual que físico, pero que nos hiciera más fuertes por dentro. ¿Cómo? Pues transmitiéndonos, cuando comulgamos, todos los valores que Él vivió y enseño a sus discípulos.
Comulgando de ese pan aprendemos a ser como fue Jesús: generosas con los demás, caritativas con los que menos tienen, creando lazos de comunión con las personas, sin importarnos las diferencias, respetando la dignidad y los derechos de cada uno, sirviendo a los demás, sin servirnos de ellos, haciendo las cosas gratuitamente, sin esperar nada a cambio, y sobre todo, amando a tope, al máximo, hasta entregarnos, hasta hacernos nosotras también “pan”, como Jesús.
Jesús también se hizo “vino”. Y el vino expresa fiesta, alegría… Brindamos en los grandes momentos de nuestra vida. El vino es religioso porque con el Jesús quiso expresar que la vida, la fiesta y la alegría son la mejor manera de expresar nuestra religión. Por eso dice el refrán que: “con pan y vino se anda el camino”. Además, el pan y el vino saben mejor cuando se comparten y cuando se toman con compañía. Jesús quiso hacerse “pan” y “vino” para estar siempre cerca de nosotros, para que le tuviéramos a mano, para que entendiéramos que Él es el alimento, la fuerza que necesitamos para “andar el camino” de la vida.
En la Eucaristía la unión con el Señor nos lleva al mismo tiempo a la unión con los demás, a los que él se entrega, y nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana que sufre. La pobreza y la exclusión social crecen en algunos países de manera alarmante. Muchas personas se encuentran en paro, no tienen la oportunidad de salir adelante, se encuentran desesperadas….
La Eucaristía nos hace ser pan partido y repartido. Ante las necesidades ajenas, Jesús se conmueve y muestra su rostro compasivo. Su ejemplo nos enseña que la verdadera compasión comienza por estar atentos a las necesidades de los otros y hacer todo lo posible por remediarlas. Es hora de pasar de la compasión a la acción. Todos estamos llamados a compartir haciendo verdad en nuestra vida el lema de Cáritas en este año para el Día de la Caridad: “Tú tienes mucho que ver. Somos oportunidad. Somos esperanza”
Debemos dar cabida a la gratuidad. Esto requiere gran dosis de generosidad Trabajemos por la justicia para que todos vean respetados sus derechos. De este modo lucharemos contra la crisis, no nos cerraremos cada uno en nuestro propio interés, sino que buscaremos juntos lo que es mejor para todos., Cada Comunión debe hacernos crecer en el amor a los otros. El Otro es tu hostia diaria.