cartel cuaresma 2

Domingo 5 - C 2025

domingo 5 c 2025Lucas 5, 1-11

¿Quién no se ha sentido alguna vez como Pedro? Cansada de luchar, pero no con ese cansancio físico que se alivia durmiendo, sino con ese agotamiento interior, donde la vida pesa y la rutina pierde sentido. Toda la noche pescando… y nada. En la oscuridad, el horizonte se desvanece y la mirada se acorta tanto que incluso la presencia se vuelve invisible. Quizá hasta habían pescado algo, pero ¿cómo verlo en la noche?

A veces nosotras también experimentamos ese cansancio. Sin embargo, en medio de esa situación, Jesús sale a nuestro encuentro. Nos invita a adentrarnos de nuevo en el mar con Él, en la misma barca, en el mismo mar. Aparentemente, nada va a cambiar, pero todo es distinto: ahora Pedro lanza las redes mirando a Jesús, escuchando su Palabra y confiando en ella.

No es una confianza cualquiera. Jesús lo acompaña, sube a la barca con él, y Pedro simplemente se abre a su voz. Entonces, deja de ser solo un pescador para vivir su vida como una misión, como alguien enviado. Desde ahí, puede arriesgar, y la rutina adquiere un nuevo color que la hace fecunda.

Jesús también sale a nuestro encuentro en todas las situaciones que vivimos: en el hastío, el desgaste, el cansancio… incluso en el sinsentido. Allí tiene una Palabra para nosotras que se convierte en llamada y en envío. En todo lo que vivimos Él nos acompaña, podemos confiar.