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Dedicación Basílica de Letrán 2025

dedicacin basilica Letran 2025Juan 2, 13-22

El evangelio de Juan 2, 13-22 nos presenta a Jesús entrando al templo de Jerusalén y encontrándolo convertido en un mercado. Con fuerza y celo por la casa del Padre, expulsa a los vendedores y cambistas, recordando que el templo es un lugar sagrado, destinado al encuentro con Dios. Este gesto de Jesús no es un arrebato de ira, sino un signo profético: Él no tolera que lo sagrado se mezcle con el interés personal, ni que el corazón humano —que también es templo— se llene de ruido y egoísmo.

Jesús anuncia además que el verdadero templo ya no será de piedra, sino su propio cuerpo. Con su muerte y resurrección, Él se convierte en el nuevo lugar de encuentro con el Padre. En Él habita la presencia viva de Dios, y por su Espíritu, esa presencia se extiende a cada uno de nosotros.

Somos templos del Espíritu Santo, morada de Dios, y por eso, este pasaje nos invita a dejar que Cristo purifique nuestro interior.

Así como limpió el templo de Jerusalén, quiere limpiar nuestro corazón de todo lo que lo contamina: orgullo, indiferencia, rencor o superficialidad. No lo hace para destruir, sino para restaurar, para que en nosotros habite la paz, la verdad y el amor.

Hoy, al celebrar la dedicación de la Basílica de Letrán, madre y cabeza de todas las iglesias, recordamos que los templos materiales son signos del templo espiritual que cada creyente está llamado a ser. Que el celo por la casa del Padre también nos consuma a nosotros, y que dejemos que el Señor renueve nuestro corazón, para que en él pueda habitar verdaderamente su presencia viva y transformadora.