Domingo 28 - C 2025

domingo 28 c 2025Lucas 17, 11-19

Jesús camina hacia Jerusalén, y en su camino se encuentra con quienes viven al margen, con aquellos marcados por la enfermedad y la exclusión. Desde su dolor, elevan un clamor lleno de fe. No buscan solo alivio físico: buscan ser vistos, ser reconocidos, ser acogidos por Él.

Jesús no responde con gestos espectaculares ni con soluciones inmediatas. Les pide que caminen confiando, y es precisamente en ese caminar donde se produce la transformación. La gracia actúa mientras obedecemos y confiamos, incluso cuando todavía no vemos el fruto de su acción.

De todos los que fueron tocados por la gracia, solo uno vuelve para dar gracias. Su gratitud revela que ha recibido algo más que sanación: ha encontrado a Dios mismo. Los demás, aunque sanados, siguen su camino sin detenerse. La verdadera fe no se limita a recibir; se manifiesta en agradecer, en reconocer al Dador que actúa en nuestras vidas.

Este Evangelio nos invita a tres actitudes esenciales: reconocer nuestra necesidad, caminar confiando en Dios, y vivir agradecidos. La fe que salva es la que transforma la vida, la que nos hace volver a Dios con corazón abierto. Cada gracia, cada gesto de amor, cada encuentro con el Señor, es ocasión para responder con alegría y reconocimiento.

Que nuestra vida refleje esa fe agradecida, que no se conforma con el beneficio recibido, sino que descubre en cada don la presencia amorosa de Dios que nos acompaña, nos levanta y nos guía en nuestro camino.