Te despedimos con cariño, hermana

18 cipresEl misterio de la vida, el misterio de la muerte. ¡Qué gran certeza inabarcable e impenetrable! Mi Dios y Señor, qué hermosa es la grandeza de la vida, de tus obras, de todo lo creado... hasta lo más pequeño e insignificante despierta en mí un asombro y admiración infinitos seguido de un agradecimiento por tanto bien que nos regalas.

Pero la experiencia del sufrimiento y del dolor para acabar más pronto o más tarde con la muerte es algo que me sobrepasa, porque no admite respuesta. Los interrogantes se abren y abiertos quedarán para siempre. Solo desde la “seguridad” de la fe y la esperanza de “esa otra vida” se puede aceptar con paz este valle de lágrimas.

La enfermedad de nuestra hermana ha tenido una evolución poco favorable para haber tenido posibilidades de recuperación. Ella empezó mal el año y las recaídas se han repetido con rapidez. Sabes Señor que he vivido durante estos últimos meses momentos delicados a su lado pero el estado terminal en que ha pasado a estar finalizando con la muerte ha sido para mí toda una experiencia. Las preguntas se repiten en mi interior constantemente sin encontrar esa respuesta que me pueda tranquilizar.

Solo recordando el camino de la pasión y la cruz e interiorizando todo ese misterio grande de amor que encierra puedo hacer frente a lo inexplicable de una enfermedad que a la mente humana le desborda.

¿No te parece que es suficiente el sufrimiento que nos provocamos unos a otros? ¿Por qué añadir más sufrimiento a la vida? No tomes en serio los momentos de enfado que he tenido contigo, tienes que entender que son fruto de una impotencia para aliviar tanto tormento. Sé que no has cambiado su hora ni has modificado ninguno de tus planes. Solo cuando has creído llegado el momento has hecho partir para tu morada a nuestra hermana. He deseado durante todos estos días que llegase ese momento pues solo verla en ese estado tan lamentable me producía agobio, malestar, tensión, nervios...

Ahora sé que ya descansa a tu derecha y que duerme el sueño de tu paz. Aquí, a su lado, mientras espero el momento de la despedida final me vienen innumerables recuerdos, fruto de tantos momentos vividos a su lado desde que por sus limitaciones físicas empecé a atenderla.

Me queda la satisfacción plena de haberla atendido con toda la responsabilidad, dedicación, atención, cariño... ¡Querida hermana, mi pequeña hermana mayor, tan débil, tan limitada, tan pobre, tan acabada últimamente...! Con ella he ido haciendo todo un camino de aprendizaje en el servicio y la entrega a los demás, pero sobre todo a los más pequeños y necesitados. Ella me ha ayudado a entender con toda claridad que es a esos más pequeños quienes necesitan más donación por parte nuestra. Tú Señor mío me has hecho entender desde el primer momento que no tenía que ahorrar con ella ni tiempo, ni esfuerzo, ni dedicación, ni entrega... y eso es lo que he intentado hacer hasta el último momento de su vida. Ella me ha dado en todo momento testimonio de aceptación de su enfermedad, ni una queja, ni un lamento, ni una palabra malsonante. Abandonada siempre a tu voluntad y dejarse hacer por todas nosotras tanto en casa como en el hospital.

No quiero estar triste ni llorar porque tú, querida hermana, ya posees la verdadera felicidad y yo quiero compartirla contigo, pero inevitablemente la separación física definitiva duele y hace que las lágrimas rieguen mis mejillas.

19 cruzMi querido Señor, esta ha sido mi primera experiencia muy directa con la enfermedad y la muerte. Creo que he sabido empatizar desde el primer momento con su sufrimiento y enfermedad. He aprendido sobre todo a sufrir. He hecho con ella lo que he sabido y más de lo que imaginé podría hacer y, gracias a tu ayuda, Señor, pienso que he sabido estar a la altura de las circunstancias.

Hermana, sé que desde el cielo no dejarás de interceder por tu comunidad, esa comunidad que tanto querías y que tu mayor deseo era que estuviese contigo en el momento de tu muerte. Se ha cumplido tu voluntad. Ahora nos queda tu recuerdo y tu intercesión por nosotras desde arriba.
No nos olvides.

DALE SEÑOR EL DESCANSO ETERNO
Y BRILLE PARA NUESTRA HERMANA UNA LUZ PERPÉTUA.