Corpus Christi - B 2024
Celebramos la solemnidad del Corpus Christi, la fiesta de la Eucaristía. Es el día de la caridad ya que el Cuerpo entregado y la Sangre derramada del Señor constituyen para nosotros la manifestación mayor del amor de Jesús a los hombres. San Agustín llama a la Eucaristía "sacramento de amor, símbolo de unidad, vínculo de caridad ". Sin la comunión no habría amor a los demás. Cada comunión debe hacernos crecer en el amor a los otros. La Eucaristía debe crear en nosotros la decisión consciente de ir hacia las otras y entregarnos a ellas. La comunión con Cristo transforma nuestra vida.
Jesús, en la Última Cena, se. hizo pan. Cuando hablamos de pan todos entendemos que es un alimento que nos sustenta y nos fortalece. Jesús quiso ser eso para nosotros un alimento, más bien espiritual que físico, pero que nos hiciera más fuertes por dentro. ¿Cómo? pues transmitiéndonos, cuando comulgamos, todos los valores que él vivió y enseñó a sus discípulos.
Comulgando de ese pan aprendemos a ser como fue Jesús: generosas con los demás, caritativas con los que menos tienen, creando lazos de comunión con las personas, sin importarnos las diferencias, respetando la dignidad y los derechos de cada uno, sirviendo a los demás sin servirnos de ellos, haciendo las cosas gratuitamente, sin esperar nada a cambio, y sobre todo, amando a tope, al máximo, hasta entregarnos, hasta hacernos nosotras también pan como Jesús.
Jesús también se hizo vino. Y el vino expresa fiesta, alegría… Brindamos en los grandes momentos de nuestra vida. El vino es religioso porque con él Jesús quiso expresar que la vida, la fiesta y la alegría son la mejor manera de expresar nuestra religión. Por eso dice el refrán que: "con pan y vino se anda el camino". Además, el pan y el vino saben mejor cuando se comparten y cuando se toman con compañía. Jesús quiso hacerse pan y vino para estar siempre cerca de nosotros, para que le tuviéramos a mano, para que entendiéramos que él es el alimento, la fuerza que necesitamos para andar el camino de la vida.
Jesús crea un clima especial en la cena de despedida que comparte con los suyos la víspera de su ejecución. Sabe que es la última. Ya no volverá a sentarse a la mesa con ellos hasta la fiesta final junto al Padre. Quiere dejar bien grabado en su recuerdo lo que ha sido siempre su vida: pasión por Dios que entrega total a todos.
Esta noche lo vive todo con tal intensidad que, al repartirles el pan y distribuirles el vino, les viene a decir estas palabras memorables: "Así soy yo. Os doy mi vida entera. Mirad: este pan es mi cuerpo roto por vosotros; este vino es mi sangre derramada por todos. No me olvidéis nunca. Haced esto en memoria mía. Recordadme así: totalmente entregado a vosotros. Esto alimentará vuestras vidas.
Celebrar la Eucaristía es hacer memoria de ese Jesús, grabando dentro de nosotros como vivió él hasta el final. reafirmarnos en nuestra opción por vivir siguiendo sus pasos tomar en nuestras manos nuestra vida para intentar vivirla hasta las últimas consecuencias.
Celebrar la Eucaristía, es sobre todo, decir como él: esta vida mía no la quiero guardar exclusivamente para mí. No la quiero acaparar solo para mi propio interés. Quiero pasar por esta tierra reproduciendo en mí algo de lo que él vivió. Sin encerrarme en mi egoísmo; contribuyendo desde mi entorno y mi pequeñez a hacer un mundo más humano. Cada comunión debe hacernos crecer en el amor a los otros. El otro es tu Hostia diaria.
En la Eucaristía la unión con el Señor nos lleva al mismo tiempo a la unión con los demás, a los que él se entrega, y nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana que sufre. La pobreza y la exclusión social crecen de manera alarmante. Muchas personas se encuentran en paro, no tienen la oportunidad de salir adelante, se encuentran desesperadas.
La Eucaristía nos hace ser pan partido y repartido. Ante las necesidades ajenas, Jesús se conmueve y muestra su rostro compasivo. Su ejemplo nos enseña que la verdadera compasión comienza por estar atentos a las necesidades de los otros y hacer todo lo posible por remediarlas. Es hora de pasar de la compasión a la acción.