Domingo XIX - A
Mateo 14, 22-23
Después de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús despide a sus discípulos, les manda que vayan en barca a la otra orilla, y sube al monte de Galilea a hablar con su Padre en el silencio de la noche, Mateo relata sólo dos ocasiones en las que Jesús se retira a solas para orar en soledad: tras la multiplicación de los panes – que vemos hoy – y en el huerto de Getsemaní.
Los discípulos obedecen y se adentran en el mar. Mateo resalta las condiciones adversas que les amenazan: están solos, sin la presencia de Jesús, lejos de la orilla, la barca sacudida por las olas, con el viento contrario. Además, ha anochecido y las tinieblas lo envuelven todo. No es de extrañar que ante ese panorama los discípulos no sientan miedo y angustia.
Mateo 14, 13-21
Mateo 13, 44-52
Mateo 13, 24-43
Mateo 13, 1-23