Una noche en el hospital
No estoy acostumbrada a contemplar la ciudad de noche. Pero hoy es una noche distinta. Estoy en la ciudad. Es la una de la madrugada y no consigo abrirle la puerta al sueño. Aprovecho y desde la planta 6ª del hospital contemplo esa luminosidad fuerte, brillantes, que a pesar de ser artificial, no deja de ser impresionante recorriendo calles, avenidas, plazas, rotondas… son luces que indican que, a pesar de la noche, están ahí como señal de compañía y custodia de quienes duermen a la espera de un nuevo día con sus alegrías y penas, fracasos y éxitos, preocupaciones y bendiciones… Y desde mi sillón, al igual que me deleito con tanta luz, compañera de quienes no pueden estar en sus casas, contemplo al mismo tiempo el sueño tranquilo de una hermana mayor que ha tenido que salir del monasterio y ponerse en manos de los profesionales de la salud, y velo por ella.