Domingo VI - B
La liturgia hoy nos presenta el relato de la sanación de un leproso. La lepra en tiempos de Jesús era una enfermedad contagiosa. Los leprosos estaban aislados, despreciados y condenados a estar lejos de los demás y de Dios, apartados de la vida social. Esto lo establecía incluso la Ley (Lv 5,3; Nm 5,2), ya que así se garantizaba la salud y la pureza del pueblo.
De manera inesperada, un leproso, rompiendo las normas religiosas y sociales que le obligan a vivir excluido de todo contacto, se acerca a Jesús. Su deseo de salir de la miseria y la marginación es más grande, sin duda, que su temor a infligir la Ley. ¡Necesita de Jesús!




Juan 1, 35-42