Domingo 25 - C 2025
El evangelio que escuchamos hoy nos puede desconcertar: Jesús cuenta la parábola de un administrador infiel que, sabiendo que lo van a despedir, actúa con astucia para asegurarse el futuro. Y lo sorprendente es que el mismo amo lo elogia. No lo alaba por su injusticia, sino por la sagacidad con la que supo reaccionar ante la crisis. Jesús aprovecha esta historia para lanzarnos un mensaje profundo: también nosotros debemos aprender a ser previsores, no para guardarnos riquezas que pasan, sino para preparar la vida que no pasa, la vida eterna.
Nuestra existencia entera es una administración. Nada es realmente nuestro: ni los bienes materiales, ni el tiempo, ni las capacidades. Todo lo hemos recibido de Dios y todo un día tendremos que devolverlo. La pregunta es cómo lo usamos. ¿Vivimos como si todo nos perteneciera? ¿O somos conscientes de que lo que tenemos está confiado a nuestras manos para el bien, para compartir, para construir fraternidad?




