1 Adviento - A 2025
Hoy, al comenzar el tiempo de Adviento, la Iglesia nos invita a abrir los ojos del corazón y a prepararnos para la venida del Señor. El Evangelio nos presenta una imagen muy clara: Jesús compara nuestra vida con los días de Noé. Todos vivían su vida cotidiana, comían, bebían, se casaban… hasta que llegó el diluvio. Nadie lo esperaba, y sin embargo ocurrió. De la misma manera, el Hijo del Hombre vendrá “cuando menos lo esperemos”.
Esta comparación no es una llamada al miedo, sino a la vigilancia del corazón. Vigilar significa estar atentas a la presencia de Dios en nuestra vida cotidiana, en los gestos sencillos, en los encuentros, en los silencios. Significa no dejarnos adormecer por la rutina, sino mantener despierta nuestra conciencia y nuestro espíritu. Adviento nos invita a una espera activa, no pasiva. Preparar la llegada del Señor es preparar el corazón, cultivar la humildad, la apertura y la generosidad, y reconocer aquello que nos aleja de Dios para poder convertirnos.




