Domingo 15 - C 2025
Hoy la liturgia nos regala una de las parábolas más entrañables y provocadoras del Evangelio: la del Buen Samaritano. Una parábola que, aunque conocida, nunca se agota, porque toca el corazón mismo del mensaje de Jesús y nos llama a una conversión continua del corazón.
Todo comienza con una pregunta: «¿Maestro, qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» Jesús responde como buen rabino: no da una respuesta directa, sino que devuelve la pregunta: «¿Qué está escrito en la Ley?» Y el doctor de la ley responde bien: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… y al prójimo como a ti mismo.» Hasta ahí, podríamos decir, vamos bien. Pero el problema no es entender la ley, sino vivirla. Y entonces viene la segunda pregunta, que revela algo más profundo: «¿Y quién es mi prójimo?»