Domingo 28 - C 2025
Jesús camina hacia Jerusalén, y en su camino se encuentra con quienes viven al margen, con aquellos marcados por la enfermedad y la exclusión. Desde su dolor, elevan un clamor lleno de fe. No buscan solo alivio físico: buscan ser vistos, ser reconocidos, ser acogidos por Él.
Jesús no responde con gestos espectaculares ni con soluciones inmediatas. Les pide que caminen confiando, y es precisamente en ese caminar donde se produce la transformación. La gracia actúa mientras obedecemos y confiamos, incluso cuando todavía no vemos el fruto de su acción.
De todos los que fueron tocados por la gracia, solo uno vuelve para dar gracias. Su gratitud revela que ha recibido algo más que sanación: ha encontrado a Dios mismo. Los demás, aunque sanados, siguen su camino sin detenerse. La verdadera fe no se limita a recibir; se manifiesta en agradecer, en reconocer al Dador que actúa en nuestras vidas.