Domingo 2 - C 2025

domingo 2 c 2025Juan 1, 1-18

Hoy se habla mucho de crisis de fe, pero apenas se dice algo sobre la crisis del sentimiento religioso. Y, sin embargo, como apunta algún teólogo, el drama del hombre contemporáneo no es, tal vez, su incapacidad para creer, sino su dificultad para sentir a Dios como Dios. Incluso los mismos que se dicen creyentes parecen estar perdiendo capacidad para vivir ciertas actitudes religiosas ante Dios.

Un ejemplo claro es la dificultad para adorarlo. En tiempos no muy lejanos parecía fácil sentir reverencia y adoración ante la inmensidad y el misterio insondable de Dios. Es más difícil hoy adorar a quien hemos reducido a un ser extraño, incómodo y superfluo.

Para adorar a Dios es necesario sentirnos criaturas, infinitamente pequeñas ante él, pero infinitamente amadas por él; admirar su grandeza insondable y gustar su presencia cercana y amorosa que envuelve todo nuestro ser. La adoración es admiración. Es amor y entrega.

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Domingo 3 Adviento - C 2024

domingo 3 adviento c 2024Lucas 3, 10-18

La liturgia de este domingo anuncia ya la venida inminente del Señor. Por eso hay una sonora llamada a la alegría tanto en la lectura primera del profeta Sofonías: “Alégrate, hija de Sión, grita de gozo Israel”, como en la carta de San Pablo a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos”. En el evangelio se nos presenta a la persona de Juan Bautista anunciando también, aunque en otro tono, más dramático, la llegada inminente del Mesías: “Viene el que es más fuerte que yo… Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.

Ante este anuncio que hace Juan se le hace una misma pregunta, repetida por tres veces, pero por sujetos distintos. La pregunta es “¿qué debemos hacer?”. ¿Qué debemos hacer para prepararnos a esa venida, para acoger al que viene, para anunciar esa buena noticia que es fuente de tanta alegría?

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Inmaculada Concepción 2024

inmaculada concepcion2024 aLucas 3, 1-6

En la solemnidad de nuestra Madre Inmaculada, la que fue creada para ser madre de Cristo y de toda la humanidad reflexionaremos sobre tres palabras que encontramos en el evangelio de hoy: “alégrate”, “no temas” y ‘el Espíritu Santo está sobre ti”. Qué actuales y necesarias nos suenan estas realidades cuando nuestro mundo parece carente de alegría, lleno de temores y necesitado del consuelo del Espíritu Santo.

¡Alégrate! La invitación a la alegría va íntimamente unida al nombre con que el ángel llama a María “llena de gracia”. Cuando la vida humana está llena de la vida de Dios el resultado es la alegría; pero no una alegría exterior y pasajera sino una alegría interior que brota de sabernos habitadas por Dios. Es la alegría de quien sacia su más íntima sed en la fuente del agua de la vida.

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