Domingo 22 - C 2025
Hoy el Evangelio nos muestra una escena sencilla pero profundamente reveladora. Jesús entra a la casa de un fariseo en sábado para compartir la mesa. Todos los presentes lo observan, pero Él, con mirada limpia y penetrante, ve la realidad de los corazones: los invitados buscan los primeros puestos. Esta escena nos interpela también a nosotras: ¿cuántas veces buscamos destacar, recibir elogios, ser reconocidas, aunque sea de manera sutil? Jesús conoce esa herida de nuestro corazón y nos ofrece un camino distinto: “Cuando te inviten, ocupa el último lugar.”
No es simplemente una norma de cortesía, sino un estilo de vida. El Reino de Dios no se conquista con apariencias ni poder, sino con la humildad de quien sabe ponerse en el último lugar. Jesús mismo vivió esto: siendo Hijo de Dios, no vino a ser servido, sino a servir, y su primer puesto fue la cruz. Desde allí nos enseña que la verdadera gloria no viene de los hombres, sino del Padre.
Jesús va más allá al dirigirse al anfitrión:




