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Solemnidad de San Pedro y San Pablo

domingo 13 c 2025Juan 21, 15-19

En este día tan significativo para la Iglesia, la Solemnidad de San Pedro y San Pablo nos invita a contemplar la singularidad de dos pilares fundamentales de la fe cristiana. El Evangelio de Juan (21, 15-19) nos revela la restauración y la misión de Pedro de una manera que trasciende el mero relato histórico para convertirse en un mensaje universal y de todos los tiempos.

Después de la resurrección, en ese amanecer a orillas del lago de Tiberíades, Jesús se acerca a sus discípulos, y es Pedro, el impulsivo, el que había negado a su Maestro, quien recibe una atención particular.

El Señor, con una delicadeza y una pedagogía divinas, no lo increpa por su triple negación, sino que le ofrece una triple oportunidad de afirmar su amor. Tres veces le pregunta: "¿Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". Esta pregunta, repetida con insistencia, no es un reproche, sino una invitación a la purificación, a la reafirmación de un amor que había sido herido, pero no destruido.

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Cuerpo y Sangre de Cristo - C 2025

Cuerpo y Sangre 2025 cLucas 9, 11 b-17

El Evangelio de hoy nos habla de una característica importante de nuestro Dios: la generosidad. Cuando Dios da lo hace de tal manera que todos quedamos saciados, e incluso sobra.

La liturgia nos presenta hoy el relato de la multiplicación de los panes del evangelista Lucas. Este relato también lo presentan los cuatro evangelios, lo que nos da una idea de su importancia, se puede decir que es uno de los milagros de Jesús que más testigos presenciaron.

Este relato sucede después de la misión de los doce, que Jesús les había encomendado de ir pueblo por pueblo anunciando la Buena Noticia. Es por esto mismo que una gran multitud los seguía y acompañaba.

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Santísima Trinidad - C 2025

Santa Trinidad 2025Juan 16, 12-15

Esta fiesta no es un rompecabezas, es algo que experimentamos porque estamos hechos a su "imagen y semejanza". Dios es amor que se comparte.

Padre, Hijo y Espíritu no son un enigma, sino una verdad sencilla: Dios no está solo. Es comunión, es relación.

Y nos creó para lo mismo: para amar, ser amados y vivir unidos, sosteniendo los unos a los otros. Ahí, incluso sin saberlo, todos tocamos a Dios.

Feliz domingo.

D. Juan A. Navarro

Párroco Iglesia San Bartolomé. Jávea

Domingo Pentecostés - C 2025

pentecostes 2025Juan 7, 37-39

Celebramos con gozo la solemnidad de Pentecostés, el día en que el Señor resucitado derrama el Espíritu Santo sobre sus discípulos y da nacimiento a la Iglesia. Pentecostés no es solo el final del tiempo pascual, sino el comienzo de una nueva etapa: la Iglesia es enviada al mundo, animada por el Espíritu de Cristo.
El Evangelio de san Juan nos sitúa en la tarde del mismo día de la resurrección. Los discípulos están encerrados por miedo, confundidos y con el corazón herido. En medio de ese encierro, Jesús se presenta resucitado y les dice: “Paz a vosotros”.

No les reclama, no les recuerda sus traiciones o debilidades. Les da su paz. Y esta paz no es un simple saludo o un deseo cordial. Es el don pascual por excelencia: es la certeza de que el pecado ha sido vencido, de que la muerte ya no tiene la última palabra, de que Dios sigue confiando en nosotros.

Jesús les muestra sus manos y su costado, las señales de su amor. Les demuestra que el que está frente a ellos es el mismo que fue crucificado, y que el amor que se entrega hasta el extremo es más fuerte que el odio y la muerte.

Después de regalarles su paz, Jesús les envía: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Y sopla sobre ellos, diciendo: “Recibid el Espíritu Santo”.

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Ascensión del Señor - C 2025

ascensin del Seor 2025Lucas 24,46-53

La Solemnidad de la Ascensión del Señor marca un momento clave en la historia de la salvación: Jesús resucitado asciende al cielo, completando su misión terrenal y dejando a los discípulos la tarea de continuar su obra. Esta fiesta no celebra una partida, sino una exaltación y una nueva presencia: Jesús no se va para alejarse, sino para llenar todas las cosas con su Espíritu. Es una fiesta de esperanza activa, de misión y de confianza en la promesa del Espíritu Santo.

El evangelio de Lucas concluye con una escena profundamente serena, simbólica y llena de promesas. La Ascensión no es un final, sino un punto de partida. Jesús resucitado, tras instruir a los suyos, los envía como testigos y les promete el Espíritu. Lejos de ser una despedida dramática, es una despedida esperanzadora: los discípulos no quedan abatidos, sino llenos de alegría.

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