Domingo 4 - C
Jesús está en la Sinagoga de su pueblo, donde lo dejamos la semana pasada. Es sábado. Ha ido a participar de la celebración de su comunidad. Jesús toma el libro y lee al profeta Isaías que habla de que el Mesías ha venido a anunciar la Buena Noticia a los pobres. Y, Jesús hace la homilía más corta que se conoce: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” Jesús acaba de aplicarse las palabras del profeta a sí mismo.
La primera reacción de la gente que allí está es de aprobación y admiración. “Todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios” Pero, la admiración dura poco. Enseguida surgen las dudas, primero sobre su procedencia: “¿No es este el hijo de José? Y, Jesús dirá que “nadie es profeta es tu tierra”.