Domingo XX - A
Mateo 15, 21-28
El relato evangélico nos presenta a Jesús que alaba la fe de una mujer extranjera y que, por lo tanto, no pertenecía al pueblo de la promesa. Y es que la fe está por encima de razas y de ideologías. Jesús mismo se rinde ante la sencillez y humildad de la mujer cananea; es más, reconoce con admiración y alegría su fe y la pone como ejemplo a imitar. Está claro: sólo la sencillez, la pequeñez y la humildad son agradables a Dios. En este relato de la mujer cananea Jesús nos sorprende. Estamos acostumbradas a encontrar en el evangelio a un Jesús misericordioso, acogedor que casi siempre se adelanta a las necesidades de los que se cruzaron en su camino y las resuelve con prontitud.