Domingo XXXII - A
Mateo 25, 1-13
En la parábola de hoy, la de las diez doncellas se nos habla del Reino como de un banquete de bodas donde hay alegría. Qué mejor invitación nos puede hacer el Señor que a un banquete de bodas.
La parábola era muy bien entendida en aquellos tiempos, ya que describe los usos de las bodas judías. Lo habitual era que la boda se celebrara por la tarde en casa del novio. Este acudía a la casa de la novia para recogerla y llevarla a la suya. El novio era recibido por “doncellas” que las acompañaban desde la casa de la novia a su futuro hogar. Y como este recorrido tenía lugar de noche, se preparaba un cortejo con lámparas de aceite.