Domingo II - Cuaresma

domingo 2 cuaresma AMateo 17, 1-9

Nuestra vida es éxodo y búsqueda constante. Alguien nos está llamando a salir de nosotras mismas, y arriesgar nuestro presente. Es necesario dejar nuestras seguridades, que nos frenan, y avanzar hacia lo nuevo, como le ocurrió a Abrahán y esto es capaz de transfigurarnos. Este Alguien que nos llama es Dios, nuestro Padre, que nos llama a vivir la aventura de nuestra fe, a contemplar el resplandor de su rostro, compartiendo el camino de su Hijo, camino hecho de noches y esperanzas, de dolor y de gloria.

Seguir leyendo

Domingo I - Cuaresma

Tentacion jesusMateo 4, 1-11

Hoy la liturgia nos presenta las tentaciones de Jesús en el desierto.

A Jesús en el Bautismo en el Jordán le fue revelada su identidad de Hijo amado de Dios. Y antes de comenzar su ministerio, fue conducido por el Espíritu al desierto sometiéndose a una prueba muy dura: cuarenta días de soledad total y de ayuno. En este retiro Jesús experimento su fragilidad como criatura.

Jesús fue sometido a tres tentaciones por el demonio y de las tres salió victorioso apelando a la Palabra de Dios.

Seguir leyendo

Domingo VII - A

domingo 7 AMateo 5,38-48

Es innegable que vivimos en una situación paradójica. «Mientras más aumenta la sensibilidad ante los derechos pisoteados o injusticias violentas, más crece el sentimiento de tener que recurrir a una violencia brutal o despiadada para llevar a cabo los profundos cambios que se anhelan». Así decía hace unos años, en su documento final, la Asamblea General de los Provinciales de la Compañía de Jesús. No parece haber otro camino para resolver los problemas que el recurso a la violencia. No es extraño que las palabras de Jesús resuenen en nuestra sociedad como un grito ingenuo además de discordante: «Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen».

Seguir leyendo

Domingo VI - A

domingo 6Mateo 5, 17-37

Jesús nos llama hoy a ir más allá del legalismo: «Os digo que si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos». La Ley de Moisés apunta al mínimo necesario para garantizar la convivencia, pero los cristianos, nosotras, consagradas, hemos de procurar superar este mínimo para llegar al máximo posible del amor. Lo que hoy nos enseña Jesús es a no creernos seguras por el hecho de cumplir esforzadamente unos requisitos con los que podemos reclamar méritos a Dios, como hacían los maestros de la ley y los fariseos.

Seguir leyendo