Quinto Domingo Ordinario - C
Las lecturas de este domingo nos hablan de llamadas, de vocaciones: la de Isaías, Pablo y Pedro. La llamada de Dios en cada uno de ellos va precedida de una teofanía o manifestación de Dios. Dios, antes de confiar al hombre una misión particular, se le revela y da a conocer.
Toda llamada es gratuita, es un don que Dios nos ha dado sin previo merecimiento nuestro. A Pedro Jesús le llamó para que fuera pescador de hombres, al profeta Isaías Dios le llamó, entre otras cosas, para que fuera el cantor de la misericordia, de la justicia y de la gloria de Dios, a San Pablo le llamó para que anunciara el evangelio a los gentiles.
También a cada una de nosotras Dios nos ha llamado, nos ha dado una misión concreta y determinada. Todas y cada una de nosotras debemos ser cantoras de la misericordia, de la justicia y de la gloria de Dios como Isaías: predicadoras de su evangelio como Pablo; pescadoras de hombres como Pedro y los apóstoles. Debemos hacerlo con nuestra palabra y, sobre todo, con nuestra vida.