Domingo 13 - A 2023
En el evangelio de hoy Jesús sigue instruyendo a los suyos. El domingo pasado nos decía que el seguirle podría acarrearnos problemas y que ante eso nos mantuviéramos fieles, porque nosotros valemos más que los gorriones. Pues bien, hoy nos enseña que la opción por él, por Jesús, debe ser total. La fidelidad a Jesús no puede estar supedita por otras fidelidades humanas. Con Jesús no sirven las medias tintas, ni las indecisiones, ni las ambigüedades. La exigencia del seguimiento es fuerte, nos compromete hasta lo más profundo de nosotros mismos.
“El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.” “No es digno de mí” es otra manera de decir “no puede ser discípulo mío”.
El que no está dispuesto a amar al Señor más que a su padre o madre, más que a su hijo o hija, más que a su propia vida, no puede ser verdaderamente discípulo de Cristo. El amor a Jesús debe estar por encima del amor a quienes nos han dado la vida, así como también por encima del amor a la propia vida.