Domingo XXV - C

No podis servirLucas 16,1-13

La sociedad que conoció Jesús era muy diferente a la nuestra. Solo las familias poderosas de Jerusalén y los grandes terratenientes de Tiberíades podían acumular monedas de oro y plata. Los campesinos apenas podían hacerse con alguna moneda de bronce o cobre, de escaso valor. Muchos vivían sin dinero, intercambiándose productos en un régimen de pura subsistencia.

En esta sociedad, Jesús habla del dinero con una frecuencia sorprendente. Sin tierras ni trabajo fijo, su vida itinerante de profeta dedicado a la causa de Dios le permite hablar con total libertad. Por otra parte, su amor a los pobres y su pasión por la justicia de Dios lo urgen a defender siempre a los más excluidos.

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Domingo XXIV - C

domingo 24Lucas 15, 1-32

En ninguna otra parábola ha querido Jesús hacernos penetrar tan profundamente en el misterio de Dios y en el misterio de la condición humana. Ninguna otra es tan actual para nosotros como esta del «Padre bueno».

El hijo menor dice a su padre: «dame la parte que me toca de la herencia». Al reclamarla, está pidiendo de alguna manera la muerte de su padre. Quiere ser libre, romper ataduras. No será feliz hasta que su padre desaparezca. El padre accede a su deseo sin decir palabra: el hijo ha de elegir libremente su camino.

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Domingo XXIII - C

tomar la cruzLucas 14, 25-33

Jesús continúa de camino a Jerusalén. Lucas nos dice que «le seguía mucha gente». Sin embargo, Jesús no se hace ilusiones. No se deja engañar por entusiasmos fáciles de las gentes. A Jesús le interesaba más la calidad de sus seguidores que su número. Lo contrario de lo que nos pasa a nosotras.

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Domingo XXII - C

banquete de bodaLucas 14,1.7-14

Jesús, en su camino hacia Jerusalén es invitado a comer en casa de uno de los principales fariseos. Había allí otros convidados, también fariseos. Y todos espiaban a Jesús. Él aprovecha durante la comida para ofrecerles a ellos y, también hoy a nosotros, sus seguidores, dos enseñanzas muy importantes, dos valores del Reino: la humildad y la gratuidad.

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Domingo XXI -C

puertaLucas 13, 22-30

“Mientras caminaba Jesús hacia Jerusalén uno le dijo: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”

Jesús no suele responder a las preguntas malintencionadas ni a las que se le formulan por simple curiosidad. No le interesa especular sobre cuestiones estériles, propias de los maestros de la época. Tampoco responde a las preguntas mal formuladas, como en ese caso; mejor dicho, responde rectificando.

Jesús trata de educar a sus discípulos para que pasen del plano de la curiosidad al de la verdadera sabiduría; de las cuestiones ociosas a los verdaderos problemas.

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