Cuaresma

Terminados los días de carnaval, entramos en un período de tiempo muy especial:

LA CUARESMA

Una palabra que a mucha gente no le dice nada, a otros les suena a algo raro pero sin saber muy bien el porqué. Dicho en pocas palabras, la cuaresma es un período de cuarenta días para preparar la gran fiesta de la PASCUA.

Hay tres palabras que van unidas a la cuaresma: Ayuno, Oración y Limosna.

Hoy, comenzamos con el Miércoles de Ceniza.

Seguramente que muchos tendréis ocasión de asistir a la imposición de la ceniza sobre vuestras cabezas.

¿Qué significa ese gesto de imponer ceniza sobre la cabeza?

Es signo de conversión, de cambio. Es signo de caducidad; que no estamos aquí para siempre y que en este mundo, nos guste o no, estamos de paso, y que por tanto no podemos apegarnos de una forma exagerada a lo que aquí tenemos. Disfrutarlo, sí; pero pensando que esto no es todo.

Te animo a que este tiempo de cuaresma que hoy empieza sea un tiempo en donde seas capaz de encontrar unos minutos al día de reflexión personal donde seas capaz de encontrarte con Dios y contigo mismo.

Tal vez descubras algo en tu vida que merece la pena cambiar, mejorar eliminar...

Miércoles de Ceniza

oracion ayuno dar
“La creación, expectante,

está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19)

Queridos hermanos y hermanas:

Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios «concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que […] por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios» (Prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: «Pues hemos sido salvados en esperanza» (Rm 8,24). Este misterio de salvación, que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que incluye también a la historia y a toda la creación. San Pablo llega a decir: «La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19).

Desde esta perspectiva querría sugerir algunos puntos de reflexión, que acompañen nuestro camino de conversión en la próxima Cuaresma.

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Octavo Domingo Ordinario - C

el hombre buenoNuestros pueblos y ciudades ofrecen hoy un clima poco propicio a quien quiera buscar un poco de silencio y paz para encontrarse consigo mismo y con Dios. No Es fácil liberarnos del ruido permanente y del asedio constante de todo tipo de llamadas y mensajes. Por otra parte, las preocupaciones, problemas y prisas de cada día nos llevan de una parte a otra, sin apenas permitirnos ser dueños de nosotros mismos.

Ni siquiera en el propio hogar, invadido por la televisión y escenario de múltiples tensiones, es fácil encontrar el sosiego y recogimiento indispensables para encontrarnos con nosotros mismos o para descansar gozosamente ante Dios.

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Séptimo Domingo Ordinario - C

compasionEl domingo pasado escuchábamos las bienaventuranzas de Lucas y hoy seguimos con el llamado discurso de la llanura.

Jesús se dirige “a los que le escuchan…” a los que abren su corazón para guardar su mensaje. Y hoy nos hace también a nosotras una llamada a abrir el oído del corazón para acoger su Palabra y dejarnos transformar por ella.

El evangelio de hoy se centra en el núcleo de la doctrina de Jesús: el amor, un amor que llega hasta el extremo, “amar a los enemigos, hacer el bien a los que nos odian, bendecir a los que nos maldicen y orar por los que nos injurian”. Quizá sea este el mandato más difícil de cumplir, la gran novedad que nos aporta Jesús.

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