Segundo Domingo de Cuaresma - B
En este segundo domingo de Cuaresma, siguiendo el camino hacia la Pascua, nos encontramos la Transfiguración del Señor en el monte Tabor.
El domingo pasado lo veíamos en el desierto preparándose para la Misión que el Padre le había encomendado, hoy, lo vemos ya metido de lleno en la vida pública, en la misión, acompañado del grupo de seguidores más íntimos, Pedro, Santiago y Juan. Jesús lleva a sus tres amigos a la montaña, al Tabor, para vivir una experiencia excepcional, su transfiguración. Es una escena maravillosa en la que encontramos varios elementos importantes; la montaña como lugar de encuentro con el Señor, los discípulos más íntimos, Elías y Moisés que representan el Antiguo Testamento, y la voz del Padre que dice “Este es mi Hijo amado, escuchadle”. En este entorno se realiza la transfiguración de Jesús, elemento importante que Pedro querría vivir siempre. “Qué bien se está aquí”, pero Jesús da un paso más y les invita a bajar del monte y meterse en la vida ordinaria, en la vida de todos los hombres y mujeres.