Solemnidad de la Asunción de María

teresa pea asuncionLucas 1,39-56

En el Evangelio que acabamos de escuchar, vemos que en María se ha realizado lo que su cántico proclama. María fue capaz de confiar en el Señor, fue capaz de esperar por encima de todo, fue capaz de vivir apoyada en las promesas de Dios y no en sus méritos o su riqueza. Por ello Dios la escogió y la amó. Porque Dios colma de bienes a los pobres, y a los ricos los despide vacíos. Porque Dios dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Porque Dios cumple lo que promete a los hombres. Porque Dios es fiel, y con Jesús nos ha marcado el camino hacia la vida. María ha creído. María ha acogido la oferta de vida que el Padre ha hecho a todos los hombres y la ha seguido.

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Domingo XIX - C

no temasLucas 12,32-48

El evangelio de hoy nos presenta una serie de recomendaciones en continuidad con la parábola del rico necio del pasado domingo. Nos indica tres actitudes a tener en cuenta:

1ª No temer

“No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”

Jesús nos hace una llamada a vivir confiadas, abandonadas en sus manos amorosas. Somos su pequeño rebaño, conducidas por él. No debemos temer a pesar de nuestra pequeñez. No temer porque el amor de Dios da consistencia nuestra pequeñez. Vivamos, pues, confiadas acogiendo el don del Reino que él ha querido, en su bondad, regalarnos.

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Domingo XVIII - C

domingo 18 cLucas 12, 13-21
Comienza el evangelio diciendo que dos hermanos estaban peleados por la herencia. Cuántas veces hemos visto esto mismo entre los nuestros, ya sea en nuestra propia familia o entre amigos y conocidos. ¡Qué triste es cuando dos hermanos se pelean por la herencia! Así se le presenta a Jesús el caso de un hombre que le pide ayuda: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia”. Este hombre sería probablemente un buen hombre, no tendría maldad, pues le pide a Jesús algo que es justo: que su hermano reparta justamente la herencia de sus padres. No es nada malo lo que el hombre aquel le pide a Jesús.

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Domingo XVII - C

enseanos a orarLucas 11, 1-13
Si el pasado domingo el pasaje del Evangelio nos recordaba la importancia de escuchar la palabra de Dios, como María, la hermana de Lázaro, que estaba sentada a los pies del Maestro, en el Evangelio de hoy Jesús, ante la petición de sus discípulos, les enseña a orar.

Ésta es la petición que los discípulos hacen al Señor. Sabemos que Jesús dedicaba mucho tiempo a la oración. En el Evangelio escuchamos cómo muchas veces se va Jesús a un lugar apartado, o a la montaña, a orar. En el pasaje de hoy escuchamos cómo Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando termina sus discípulos se acerca a Él para pedirle que les enseñe a rezar, igual que Juan enseñaba a sus discípulos. Esta actitud de Jesús la debemos de imitar también nosotros.

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Domingo XVI - C

marta y mariaLucas 10,38-42 - NADA HAY MÁS NECESARIO

El episodio es algo sorprendente. Los discípulos que acompañan a Jesús han desaparecido de la escena. Lázaro, el hermano de Marta y María, está ausente. En la casa de la pequeña aldea de Betania, Jesús se encuentra a solas con dos mujeres que adoptan ante su llegada dos actitudes diferentes.

Marta, que sin duda es la hermana mayor, acoge a Jesús como ama de casa, y se pone totalmente a su servicio. Es natural. Según la mentalidad de la época, la dedicación a las faenas del hogar era tarea exclusiva de la mujer. María, por el contrario, la hermana más joven, se sienta a los pies de Jesús para escuchar su palabra. Su actitud es sorprendente pues está ocupando el lugar propio de un «discípulo» que solo corresponde a los varones.

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