Domingo de Ramos - C
Lucas 22, 14–23, 56
El tiempo de la Cuaresma llega a su fin y cede el paso a la celebración de la Semana Santa. Han sido casi 40 días de preparación interior para disponer de la mejor manera nuestros corazones para pasar del “hombre viejo” al “hombre nuevo”. Ha sido un tiempo de gracia que nos ha ayudado a tomar consciencia de todo aquello que pone obstáculos a la vida lanzándonos al sinsentido de la acumulación, de la búsqueda del buen nombre, de la exclusión y del secuestro de la verdad por nombrar solo unos cuantos aspectos que le quitan brillo a la vida. También ha sido un tiempo de gracia para tomar consciencia de la apuesta de Dios por el ser humano. El Dios que ama la vida no ha escatimado ningún recurso para ayudarnos a transitar por la avenida de la vida con sentido transformándonos desde dentro con la fuerza del perdón, de la solidaridad, en últimas, con la fuerza de un amor que no conoce los límites y que traspasa las fronteras.